sábado, 16 de enero de 2010

Vacío


El nivel del agua va subiendo...pies, rodillas, cintura, hombros, cuello... Tu recuerdo me invade, me aprieta, me ahoga. Paso cerca de tu casa, el viento frío de enero de un día a las diez de la noche roza mi cara, avanza el tiempo y mis fuerzas se apagan. No le encuentro sentido a muchas cosas. Te veo y me desconcierto. Una espera que no lleva a ningún lado, hoy toca perder. Mi alma está cansada, las lágrimas no sales, me siento vacío. No te imaginas lo que pasa por mi mente cuando te siento cerca, no puedo escapar. Dicen que el tiempo lo cura todo, y es el tiempo el que me hiere, me escupe y me pisotea. Intento soportarlo pero me vence. Busco dentro de mi y encuentro una cuidad en ruinas, tiendas deshabitadas, calles vacías, niños huérfanos, gente llorando, y a lo lejos distingo una silueta. te pregunto un poco extrañado: -¿Qué haces aquí todavía?- y tu me contestas: -¡No puedo salir! El bolígrafo se desliza suavemente por el papel mientras discretamente, araña mi corazón. Quiero encerrarme y gritar hasta quedarme sin voz, sin que nadie me pregunte "¿qué te pasa?" Estoy triste y cansado, apagado y amargado, sutilmente decepcionado, una construcción a la que le fallan los cimientos. Procuro mantenerme despierto para no soñar contigo, cuando despierto, la realidad me da una bofetada.

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