sábado, 30 de octubre de 2010

La voz

Sonidos enlazados con dificultad, olas que rompen... que vienen y van sin ganas de quedarse pensando en nada qué pensar. Cumbres que custodiáis el eco, devolved la fluidez a sus labios. Preguntas bañadas con afecto... cuánto bien le hacéis a mi persona. Un cambio que no se ha podido evitar.
Pero ante la evidencia, evidenciada por las consecuencias, se resquebraja  el alma reduciéndose y simplifándose a la sutil neblilla de los fuegos fatuos, que como diluida por tu alrededor deja entrever la sorpresa que siente tu corazón al encontrarse con tal verdad.
Inevitable es para mí caer en esa espiral de desolación cuyos vórtces me repiten constantemente lo que mis oídos no desean escuchar. Y no tan importante es el qué sino el cómo...¿Cómo? Descriptible en realidad no es.Quizás muchos rodeos para decir:

"Gocé con la sorpresa que me produjo escuchar de nuevo tu voz"