Empapemos las telarañas de besos, amemos el dolor siempre que este decida estar presente, hagámonos su amigo o su amante, vamos a seducirle hasta que nos cambiemos los papeles, en ese momento sentiremos como nos hace cosquillas en la barriga y estaremos seguros de que esta todo bajo control. Hagámonos inmateriales de tal modo que los bombardeos constantes de nuestro alrededor nos atraviesen como si nada, sin dar lugar a dolor, sin más pesar que el ya de nacer nos viene impuesto. Fundámonos solo con lo natural, despreciando todo tipo de mal intención y odio. Traicionemos a la traición misma y superemos los obstáculos derivados de lo más despreciable del ser humano.
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