domingo, 7 de febrero de 2010

Sábado Perfect

Después de un secado de pelo intensivo, fuimos a casa de Carmen para que se prepara. Íbamos tarde y todavía tenía que maquillarse y demás. Cuando bajamos, tiramos la basura, compramos tabaco y a toda prisa tiramos para el centro. A la altura de la Alameda vieja se habían  sentado Marta y Almudena, que estaban esperando a que pasáramos. Nos sentamos, nos hicimos fotos y decidimos ir a dar una vuelta por el centro. Cuando llegamos a la calle larga, se empezó a escuchar una música, que se fue haciendo mas grande a medida que íbamos avanzando. Era una música muy romántica y melódica. En la calle no hacía ni frío ni calor, se estaba muy bien. Estar en el centro un sábado, viendo cómo la gente se paseaba tranquilamente, y ese hombre con su guitarra y su música, hacía que me sintiera muy tranquilo. Carmen y yo nos sentamos en el banco que había enfrente del hombre, y tuvo mi amiga la amabilidad de darle un moneda de 50 céntimos. El hombre nos miró y nos dijo: "Gracias". En ese momento el tiempo se paró, por un momento parecía que había entrado en una de esas películas en las que se ve al protagonista andando por las típicas calles que todo el mundo conoce y donde mucha gente canta y canta para ganarse algún dinero. Fue muy bello.

Después de ese maravilloso momento, nos encontramos a unos amigos en las Angustias. Fue divertido porque Almudena se tenía que tomar los medicamentos para la espalda. Lo curioso es que no eran pastillas, sino gotas. Me pidió que le echara las gotas y ahí vino lo gracioso. Ella tenía que poner un poco la cabeza inclinada hacía atrás con la lengua un poco levantada para que las gotas cayeran debajo de la lengua. Pero ahí no acababa todo. De uno de los medicamentos le tenía que echar treinta gotas, las cuales tenía yo que ir contando, y un tiempo después le tenía que echar del mismo modo otras veinte pero de otro medicamento distinto que sabía un poco a incienso raro...Sí lo probé!

Entonces, llegó el momento de ir a comer al chino. Allí Almudena se tenía que tomar una pastilla naranja semitransparente, que tenía forma de huevo y cuyo bote olía a comida de pescado, pero para eso ya no necesitaba mi ayuda.  Pedimos el menú, que por cierto era bastante completo (primero, segundo, tercer plato y postre) Nos echamos más fotos y cuál fue nuestra sorpresa cuando uno de los camareros nos sirvió cuatro chupitos de no se qué. Salimos de allí muy contentos, todo estaba muy limpio, la comida la hacían pronto y aunque no mantuviéramos una charla con la camarera como para decir que la atención había sido cordial, fue muy profesional la chinita. =D

Como todavía nos quedaba algo de dinero en la cartera, emprendimos rumbo al Gorila. Allí miramos la carta, y decidimos tomarnos una Conorita. Me estaba sorprendiendo de mi mismo un montón. Jamás me hubiera imaginado que iba a ir a un bar a beberme una cerveza. Esas cosas las hace mi padre y gente más mayor. Pero tenía curiosidad, me la pedí y me la bebí. La verdad es que está un poco mas suave que la que toma mi padre, pero no es una cosa que me llame especialmente la atención. Ha sido un sábado distinto y me ha encantado.

2 comentarios:

  1. y ami!! me encanto el dia de ayer!
    Creo que fue un sabado muy completito! ^^
    Debemos de hacerlo mas a menudo eenn!!

    teqiiero tauritón! jajajaja (LLL)

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  2. Vaya... coronitas :)
    Justo en este momento estoy bebiendo una.
    Un saludo :)

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