jueves, 22 de abril de 2010

Mojados

De nuevo la lluvia toma protagonismo en mi vida. Quizás protagonista no es la palabra más adecuada, tampoco voy a darle a la lluvia el eje fundamental de mi vida. Pero sí me hace vivir momentos que merecen la pena contar aquí. Los días de lluvia, por ejemplo, un sentimiento cualquiera puede agudizarse o menguar, según cual sea. Dan al día el ambiente adecuado para acudir al lago donde tenemos ahogados los recuerdos que merecen ser ahogados. En definitiva... tienen algo.
Recuerdo ya mi experiencia mojada. Pero no la voy a contar de nuevo.Hoy por hoy prefiero innovar ( no como hace últimamente el cine, que te echa películas que sabes perfectamente cómo van a acabar. La típica historia pero con un lavado de cara)

Pues esto que os voy a contar me vino a suceder el domingo.
Estábamos Marta y yo en la plazoleta jugando a "pared". El juego consistía en darle a un balón de manera que rebotara contra la pared e ir turnándonos. Lo reconozco, el nombre no es de lo más original, pero ese le pusieron. Debido a que a Marta y ami nunca nos ha gustado el fútbol, nuestra habilidad para golpear el balón es pésima y como consecuencia de ello, lo embarcamos.
Esperando pacientemente a que se nos ocurriera una idea para poder rescatar el balón, comenzó a llover débilmente. Como la lluvia era apenas apreciable, no corrimos a resguardarnos, hasta que se me ocurrió la fabulosa idea de ... - ¿por qué no nos quedamos bajo la lluvia?- A medida que decía la frase los ojos de Marta se "aplataban". La emoción del momento le hizo decir que sí, sin pensárselo (joder, vamos a cumplir los dos 17 años... ¿por qué no empaparnos enteros sin ningún motivo aparente?... sin ofender, por supuesto, a personas mayores, a las cuales recomiendo que lo hagan cuando les apetezcan y tengan la oportunidad)
Pues así hicimos. La lluvia empezó a ser más abundante y como el que huye de un psicópata, pasamos un pequeño techo y llegamos a una explanada.
Rebosantes de júbilo y alegría, cantamos y bailamos en la soledad de la plazoleta ante la persistente caída del agua. En ese momento dos niños pequeños, salieron de uno de los portales y corrieron a resguardarse de la lluvia. Desde lejos, nos miraban impresionado. Sus miradas para nada nos avergonzaron, al contrario, más fuerte cantábamos y más estrepitosamente reíamos. El desenfreno nos envolvía por completo. La adrenalina estaba alcanzando su límite.
El verano está próximo, y con él, los días de lluvias se harán cada vez más intermitentes. De alguna manera había que aprovechar esa semi-cálida lluvia primaveral.


Cosas para recordar

5 comentarios:

  1. Hola Alvaro: acabo de entrar en tu blog, y me encuentro con esta entrada realmente deliciosa. Me recuerda a mi niñez cuando al jugar al fútbol con los amigos, acabábamos rebozados en el barro para disgusto de nuestras madres. ¡Bendita lluvia que limpia corazones!

    Un abrazo y espero volver por aquí muchas veces

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  2. Yo también soy de las que se pone a correr cuando llegan las primeras gotas. Y me paro, y me pregunto por qué.
    Sabes apreciar los pequeños placeres.

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  3. Tras leerte, me han entrado ganas de salir a corretear bajo la lluvia. Sin embargo, los días grises y pasados por agua suelen provocarme bastante melancolía y desazón. Quizá debería hacer como tú, cantar, bailar y gritar hasta desgañitarme mientras siento cómo las gotas arrastran la tristeza...

    Besos!

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  4. Me encantó hacer eso contigo Alvaro! (:
    Espero repetir muchos momentos asi (o mejores) a tu lado
    Te quiero yo rasti de pelo no rizado! (LL)

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  5. Lo que me gusta de tu blog, es el intimismo que se respira. Es como si hubieses entrado en una casa muy cálida...

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