Muchas cosas que contar en esta entrada.
El Proyecto R se quedó en ese esperado sí, y como era de esperar fue adelante. A la semana más o menos de darme mi padre el consentimiento, mi cabeza ya estaba adornada con 38 rastas. Al principio, el dormir me resultaba extraño porque las notaba en la cabeza pero poco tardé en acostumbrarme. Todos los días al levantarme cogía mi aguja y me arreglaba las rastas que podía ver en frente del espejo... las raíces y las rastas de atrás eran trabajo de Almudena. Ya algunas personas me habían visto con las rastas y distintas opiniones sobre ellas se volcaron sobre mí. A unos les gustaba, a otros no, otros recordaban mis rizos...
Un día como cualquier otro, estando yo con dos amigos en un parque, uno de ellos, Carmen, se acercó y miró una de mis rastas:
- Álvaro ...!!
Al mismo tiempo que Carmen decía mi nombre, un escalofrío se implantó en mi estómago. noté cómo cogía algo con mucha suavidad, me lo enseñó, lo aplastó y crujió. en un segundo deseé mil veces que lo que Carmen había cogido fuese una rama o cualquier otra cosa, pero no fue así. Hizo el mismo gesto de nuevo, en el mismo lugar de mi cabeza, el mismo proceso... Cric!! Me había quitado dos liendres. Le dije que me mirara bien y me informara y entonces fue cuando vio al desgraciado parásito. Fuimos rápido a mi casa y mi madre no estaba allí. Me sacudía la cabeza en la bañera y vi cómo caían indistintamente liendres y piojos. Carmen, viendo el asunto, no dudó ni un segundo y se cortó la suya. Yo, desesperado por la situación, cogí las tijeras, agarré la rastas que mas me gustaba y la corté. De inmediato miré dentro de la rasta y encontré tres liendres. Dios sabe que de haber habido una solución no hubiera hecho lo que hice. Le pedía a Carmen y a Rafa que me cortaran todas las rastas... y así fue.
Una vez sin rastas y sin piojos, se me quedó un vació enorme en el estómago. Tanto tiempo deseando las rastas para que a las dos semanas de hacérmelas, tener que cortármelas por haber cogido piojos. No me ha dado tiempo si quiera a hacerme una foto en condiciones. Pero de todo se aprende. No volveré a plantearme el hacerme las ratas otra vez, no porque piense que son un foco de parásitos, como piensan algunos, sino porque sería llevarme todo el día con la psicosis de "los voy a coger otra vez", además tendría que dejarme crecer el pelo de nuevo y no me apetece.
Como solución a toda esta frustración a la que me llevó el cortarme las rastas he decidido dedicarme en mi tiempo libre a hacerlas y arreglarlas. Ya tengo algún que otro cliente y parece que la cosa marcha bien. Es curioso cómo lo que parecía llevar a una dirección termina llevando a otra. El Proyecto R ya no es lo que era., ha evolucionado.
Álvaro perdóname pero me reí de saberte con esos bichos tan incómodos los piojos ...además yo amo como te ves con tus rizos a ver si te tomas otra foto estas con el cabello corto? ...besos amigo querido ...así es la vida planeamos algo con tanta ilusión y luego todo cambian ...mi cariño para ti
ResponderEliminarEres valiente y estoy orgullosa de ti
ResponderEliminarA veces, nos pasamos mucho tiempo deseando algo tan fuerte que, cuando lo conseguimos, perdemos interés o las circunstancias nos obligan a perderlo.
ResponderEliminarDe todas formas, el que es guapo, es guapo con o sin rastas. Y como el pelo crece, a lo mejor con el paso de los años vuelves a sorprenderte con el re-deseo de volver a hacértelas :)
Y ahora en verano vas a estar de lo más fresquito!
Un abrazo!!
Sucede a veces, casí siempre, que tu tomas un camino y la vida se empeña en llevarte a otro.
ResponderEliminarTranquilo, no pasa nada, el pelo crece, (si quieres)Seguro que también estas guapo con el pelo corto.... sin verte y fueres como fueres fisicamente, eres una persona guapa así que yo no me preocuparia. de verdad.
un saludo
Jejeje…bueno…al menos llegaste a tu meta, fue breve, pero lo hiciste…
ResponderEliminarMuackss!!
Pase lo que pase, lo importante consta en la forma de actuar de cada uno ante ciertas circunstancias que unas sí, otras no, nos llevan a rechazar a aquello que tanto nos gusta y/o nos costó conseguir...
ResponderEliminarEntiendo como te sientes. Pero debes pensar, que los piojos no pueden vivir sin tus rastas, y tus rastas no pueden vivir sin ti; pero tú si que puedes vivir sin tus rastas :)
ResponderEliminaránimo!
Qué pena!!! Yo quería verte con las rastas, y eso que no te conozco, pero como estabas tan ilusionado... ¿Y si vuelves a dejarte los rizos? En tu imagen de perfil parecen muy bonitos...
ResponderEliminarQué horror lo de los piojos. Yo pillé de pequeña, y era terrible... Lo peor es que tenía el pelo muy largo y faltaban pocos meses para mi comunión. Mi madre no quería cortarme el pelo ni loca, así que tuvieron que quitarme las liendres 1 a 1 con las manos... Imagínate lo que es para una niña de 8 años quedarse horas y horas durante varias sesiones quietecita en una silla mientras le pegan tirones... Terrible.
Y si los cogiera ahora, que tengo el pelo un poco más largo de la cintura, y súper abundante, me da un infarto...
Siento mi ausencia de todo este tiempo. Ya se sabe, las vacaciones...
Un abrazo.