Esa mañana el cielo estaba tan turbio como las ideas que desde hacia tiempo tenía en mente. Ese sería el dia en el que culminaría sus planes...
Todos lo conocían como un hombre bastante normal, saludaba cuando se encontraba con algún vecino, hacía las compras una vez por semana, era un buen cliente del videoclub. Joe era un hombre de estatura media, piel pálida, ojos marrones, pero corto y de constitución robusta. Nadie aparentemente tenía nada contra él pero sí se comentaba sobre algunas costumbres que tenía.
Joe salía de su casa los miércoles a altas horas de la madrugada, caminaba y caminaba hasta llegar aun parque a dos kilómetros aproximadamente de su casa. cuando llegaba al parque le daba tres vueltas a la fuente con las manos fuera de los bolsillos moviendo los dedos, luego se sentaba en un banco y aprovechando la escasa luz de la farola apuntaba algo en un cuaderno. Ese mismo ritual lo repetía cada miércoles, siempre con la misma ropa, siempre el mismo paruqe, siempre las tres vueltas... Uno de esos miércoles Joe se diponía a hacer lo que por costumbre hacía pero cuando terminó de dar las vueltas observó que había alguien en el banco dónde él escribía. No hizo nada al respecto, se quedó de pie mirando fijamente al individuo del banco como si de otro árbol se tratase. Esa situación empezó a incomodar a Jimmy, el chico que estaba sentado en el banco, y decidió marcharse. Se levantó y pensó que para llegar a su casa debía pasar cerca de Joe, cosa que no dudó un segundo. Poco a poco Jimmy se fue acercando a Joe, que lo seguía mirando fijamente. Cuando pasó a su altura notó que éste seguía moviendo los dedos de las manos. Le pareció un hombre extraño pero no le dio más importancia hasta que miró hacia atrás y Joe seguía con su vista clavada en él. Durante unos días después Jimmy no podía quitarse de la cabeza a ese inquietante hombre que tanto le miraba, sentía curiosidad por saber quién era así que preguntó a algunos amigo y sólo pudieron contarle la costumbre que Joe tenía los miércoles. Esto inquietó aun más a Jimmy hasta tal punto de querer saber quién era, qué hacía, qué quería...
El siguiente miércoles fue un día muy frío, la humedad en las hojas de los árboles se había hecho escarcha y la luna jugaba tímida a esconderse tras las nubes. Esta vez Jimmy no se sentó en el banco. Buscó un sitio en el parque que estuviera oscuro para poder observar a Joe. Puntual como un reloj Joe llegó al parque y después de las tres vueltas a la fuente se sentó en el banco. Todo parecía desarrollarse como siempre pero no esta vez no escribió nada. Permaneció sentado en el banco menos tiempo del que acostumbraba y al irse dejó un pequeño trozo de papel. Jimmy fue corriendo al banco antes de que el viento se llevara el papel, lo abrió y vio una secuencia de números... 10-9-13-13-26. Jimmy se quedó perplejo al encontrase eso escrito. ¿Sería un número de teléfono? ¿Una especie de acertijo? fuese lo que fuese jimmy cada día se sentía más atraído por saber quién era ese hombre, pero tendría que esperar al siguiente miércoles para obtener más información.
Y llegó la noche del miércoles... Jimmy estaba de nuevo escondido, viendo que hacía esta vez Joe, para su sopresa, no dio las tres vueltas a la fuente, fue directamente al banco y dejó otra nota, esta tenía más contenido que la otra; "Avenida 4ª nº 78 Joe Brown [A1B2]". Jiimy cogió su coche de inmediato y fue a la dirección que Joe había marcado. Cuando llegó dudó de si entrar en el edificio o no, tenía ante sus ojos una residencia psiquiátrica, pero pensó en que si Joe le había mandado allí, sería por algo. Entró y pregunto a Joe Brown. La recepcionista buscó en el ordenador, miró a Jimmy extrañada y llamó por por teléfono. A los dos minutos el director del psiquiátrico estaba allí invitando a Jimmy a su despacho.
- ¿Qué interés tiene usted sobre Brown?
Jimmy era un chico inteligente e intuyó que si le contaba el por qué había acudido allí, no le darían información.
- Querría saber qué relación tiene con este lugar, hace poco me enteré de que era familiar mío.
- Joe Brown fue paciente de este centro psiquiátrico durante ocho años, llegó por traslado de otra residencia en la que no había medios para tratarlo. Lo recuerdo muy bien, por que no tenía ninguna similitud con los pacientes de auí en cuanto a su enfermedad. Mira chico, aquí la mayoría de los que llegan lo hacen dormidos o en camisas de fuerza, pero Joe no. Él llego andando traquilamente, no parecía tener problemas... pero los tenía. Joe presentaba cuadros psicóticos obsesivo compulsivo, trastorno de la personalidad y esquizofrenia. Pero lo extraordinario era que esos problemas salían a la luz en esporádicas ocasiones y cuando lo hacía se volvía un persona muy violenta que decía cosas sin sentido, cambiando la voz...
- ¿Qué pasó con él?
- Escapó...
Jimmy ya sabía quién era pero no qué quería. Todavía quedaba por descrifar una cosa... los números. Mirando la segunda nota reflexionó sobre qué podría ser eso de A1B2. Sin saber a dónde iba a llegar escribió el abecedaro del mismo modo que Joe había comenzado la secuencia. Una vez terminado cogió la primera nota y escribió debajo de cada númeo la letra que correspndía... "10-J 9-I 13-M 13-M 26-Y" Era su nombre, ¿qué podía querer de él un loco? Esperó de nuevo al miércoles para ver a ese hombre, esta vez estaba más asustado, sabía a lo que se enfrentaba. agazapado entre los arbustos esperaba intranquilo a que Joe apareciera, se estaba retrasando más de lo normal, la espera empezaba a angustiarle. Cuando cansado de esperar se levantó y emprendió el paso, una mano que agaraba un pañuelo impregnado en cloroformo le agarró fuertemente la caeza hacíéndole respirar del pañuelo. Jimmy quedó dormido. Cuando despertó estaba atado a una silla situada en el centro de una habitación acolchada. Las paredes eran blancas y en ellas Joe escribía todo lo que sus voces le decían. La habitación estaba hundida en el más profundo silencio. De repente Joe entró por la puerta;
- Entonces, ¿tú eres Jimmy? ¿No me he equivocado verdad?
- Sí, soy yo ¿qué quieres de mi?
Joe miró con desprecio a Jimmy mientras movía la cabeza de lado a lado como si estuviera decepcionado con él.
- ¿Qué quieres de mi? ¿Qué quieres de ti? ¿Qué quiero de mi? ¡Preguntas absurdas que no llevan ningún lado!
- ¿Quién eres?
- ¿A caso no te lo han dicho ya? Soy joe Brown- dos segundos de silencio, una sonrisa desencajada y una voz extravagante- el loco... el más loco de todos los locos.
- ¿Por qué me tienes aquí maniattado?
- No se, así me apetecía y así lo he hecho. ¿No estás conforme ?
- ...
- Aprovecha ahora que puedes hablar, a ver si logras convencerme para que no te haga nada.
- Ahora, ¿estás en esos momentos de locura o me habla el Joe cuerdo?
- Adivínalo por tí mismo...
Joe abrió la puerta y salió de la habitación. Jimmy era consciente de su inestable situación. Se encontraba a merced de alguien que no era normal, alguien que podía hacer con él lo que quisiera. De repente Joe abrió la puerta con agresividad cargando un maletín de cuero blanco.
- Jimmy, hay algo en mi que no quiere hacerte daño pero... ¡Se me acabaron las pastillaas! Jajajaja. Te dige que aprovecharas esa cpacidad tan bella de hablar... ¿Lo hiciste?
- Estoy encerrado aquí sólo, ¿con quién quieres que hable?
- Con tus voces... ¿No tienes voces?
- Yo no tengo de eso, no soy como tú.
- Mala suerte! ...
En ese momento Joe se acercó a Jimmy y le susurró algo que nunca olvidaría "mis voces te han elegido". Ninguna palabra sonó más en esa habitación. Joe agarró a Jimmy por la cabeza y cogió cuatro puntiagudas agujas del maletín.
- Mira bien mi cara, luego quizás no puedas ver más...
Inmovilizó la cabeza de Jimmy y clavó dos agujas en cada párpado. Jimmy gritaba desesperadamente mientras Joe empujaba las agujas hasta quedar a ras de la piel. Jimmy gritaba e insultaba a Joe mientras éste reía diciendo:
- ¿Las sientes? Es como acupuntura pero sin fines terapéuticos.
Joe buscó de nuevo en el maletín. Esta vez sacó diez agujas un poco más gruesas que las otras y atravesó cada uña de Jimmy. Una por una fue clavando las agujas en los dedos.
- ¿Escalofríos?
Jimmy jadeaba y lloraba, no podía abrir los ojos, los dedos le quemaban. Se arrepintió mil veces de haberse interesado por el extraño hombre del parque.
- ¿Te han contado alguna vez para qué sirve un cúter? yo le he encontrado nuevas utilidades.
Joe acercó su cara aJimmy, sus alientos se confundían en un mismo espacio, sus narices estaban pegadas. Joe agarró delicadamente el cuello de Jimmy y con la situleza del reptar de una serpiente pasó su lengua por sus labios... éste le respondió escupiéndole.
- Sólo quería provocarte un poco de... asco!!
Se puso detrás de Jimmy y con la mano derecha le agarraba el labio a la vez que le tiraba hacia atrás hincándole las uñas. El corazón de Jimmy empezó a latir a destiempo cuando escuchó la hoja del cúter salir del mango. joe tiraba con fuerza del labio, se había descontrolado. Hizo un preciso corte en la encía superior de Jimmy, de lado a lado. Después se colocó enfrente y le desgajó la ropa. Le dejó completamente desnudo. Volvió a buscar en el maletín para sacar dos enormesc clavos de unos siete centímetros cada uno y un martillo.Por el cuerpo de Jimmy corría la sangre libremente, manchando el suelo, la silla y las manos de Joe. Se quedó un tiempo observando la agonía de Jimmy que estaba ya aturdido. Cogió uno de los clavos y pasó la punta por el cuerpo de Jimmy, desde la frente hasta los pies.
- Dímelo tú... ¿dónde?
Jimmy gemía, el miedo le invadía, el dolor que sentía en ojos, dedos y boca era insoportable. Deseaba que la tortura acabara ya pero él no podía hacer nada.
- Bueno, ya que no me proporcionas ideas, tendré que pensarlo yo. Vamos a ver, tengo dos clavos, el cuerpo humano es simétrico entonces, tengo que clavarlos en un lugar dónde no sea mortal y dónde no te haya hecho nada.
Agarró los pies de Jimmy y acarició sus piernas hacia arriba hasta que llego a la ingle. Apretó con el dedo pulgar y notó un tendón y dos huecos, arriba y abajo.
- Abajo!!!- gritó Joe a la vez que clavaba ferozmente los dos clavos en la ingle a Jimmy.
Rápidamente agarró un cuchillo de cocina del maletín y a la vez que gritaba- Uno maaaaaas!!!- se lo atravesó por el ombligo y empujó hasta arriba hasta chocar con el esternón. Lo dejó clavado.
Jimmy murió de una forma cruel a manos de un loco que desde ese día da una vuelta más a la fuente del parque.
Dios mío! Es terrible!
ResponderEliminarQuiero decir, que me he quedado sin aliento leyéndolo. No es que sea terrible como relato, al contrario, lo narras de tal manera que he podido vivirlo, es decir, que está maravillosamente narrado. Lo terrible es que... bueno, ya sabes: la historia es un poco desagradable, pero está genial. De hecho, te diría que quiero más (un placer un poco sádico, pero me ha gustado...).
Enhorabuena, lo has narrado de tal manera que casi me he quedado sin aire...
Un beso, y hasta la próxima!
(Sigue, quiero más, jaja...)
dios alvaroo xD q mente tan retorcidaa!!!
ResponderEliminarjajajaja pero esta xulooo!
Aterrador.....
ResponderEliminarMadre mía!!!...desde luego transmite...terrooooorrrr, pero transmite...
ResponderEliminarMuy buen texto...
Interesante esta nueva faceta…
Muackss!!
me encantó...
ResponderEliminarLo he vivido estremecida porque sabes captarnos con la lectura.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
con cariño
Mari
Ay Álvaro hoy tendré pesadillas jajajaja...sabes mi corazón latía con fuerza una parte de mi quería dejar de leer otra quería terminar la historia que dilema jajajaj ...eso es ser un buen escritor ...te felicito capaz de remover emociones en uno...besos
ResponderEliminarMe has impresionado bastante, me dejas en el recogedor de lo vulgar escribiendo cosas así...
ResponderEliminarMe ha recordado bastante a la terrorífica extravagancia de Stephen King, narras de una forma que obliga al lector a sentir la angustia del protagonista y los diálogos de la parte de la tortura son perfectamente ídoneos, la mezcla de locura,curiosidad y placer de la violencia hacen que el texto se aleje del suspense para entrar en las oscuras tinieblas del auténtico terror.