Esa explosión que sucede en nuestro interior cuando los pensamientos -con todo lo que ello conlleva - y los sentimientos, se cruzan en un mismo plano, te deja hundido.
Por un lado, siempre se dice que debemos pensar las cosas antes de hacerlas, y hacerlas conforme a lo que se piensa, complementando en buena medida lo que sintamos. ¿Pero qué pasa, cuando la explosión - o mejor que explosión, erosión - es tal, que por mucho que los sentimientos te inclinen hacia algo, tus pensamientos no pueden estar tranquilos con ese algo? Claro... y planteado así, parece hasta fácil.
Erosión y erosión, por más masilla que intentemos poner, se gasta, y el problema es que se gasta rápido. Una mesa se sostiene gracias a sus cuatro patas, pero si una de ellas cede, mucha suerte tiene que tener la mesa para que se mantenga en pie. Las personas somos como esas patas, y nos afecta de la misma manera el tiempo, con la diferencia de que a nosotros no nos parte, nos cansa.
De un sutil hilo la mesa pende, y el tiempo sigue pasando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario