La luna hace ya tiempo que se ha ido y yo aquí, sin desayunar, como hacía tiempo que no estaba: en la intimidad de mi habitación, escuchando mi música, con la cama sin hacer, tecleando y tecleando. Ya no tendré que estar cargando con el portátil de mi hermano de su habitación al salón, ni perdiendo la verticalidad para enchufarlo así como la paciencia con el loco ratón.
Después de no sabría decir cuanto tiempo está arreglado, libre de toda la mierda, tanto digital como física. Ira todo lo lento que le de la gana pero aquí está, brindándome de nuevo la oportunidad de volver a escribir tranquilo, de consultar cualquier duda sin que tenga que esperar que lo desocupen.
Ahora toca recordar cómo se hacían ciertas cosas. Volveré manejar el word... ¡Volver a hacer un Power Point! Y es que hoy en día cualquier estudiante necesita un ordenador. Es verdad eso que dicen algunos de que "siempre" se ha estudiado sin ordenador, pero tenemos que adaptarnos al tiempo en que vivimos: la era tecnológica. Todas las universidades ofrecen una plataforma con infinidad de utilidades y uno piensa: ¿Qué será de aquel que por circunstancias equis no pueda tener acceso a nada de eso? ¿Se gasta la relativa Beca en irse a un cyber, pide un ordenador prestado, lo pinta?
Verdaderamente quería y, a la vez necesitaba, el ordenador arreglado. Quería porque me entretiene, aunque eso es secundario, y lo necesitaba en un futuro próximo. El año que viene al terminar el grado superior se tiene que entregar un proyecto y no me apetecía nada tener que estar haciéndolo en un ordenador ajeno a deshoras. Por último, estoy en la obligación de dar infinitas gracias a quien me lo ha arreglado.
Rizar el rizo está preparado
jueves, 28 de junio de 2012
martes, 5 de junio de 2012
Siempre las dudas
Qué pocas ganas de
contar mi historia y qué ganas de vivirla, de completarla. Completar en el
sentido de añadir y no de finalizar. Parece que poco a poco, después de tantos
esfuerzos he aprendido a superar la desidia y la monotonía, eso que tanto me
perturba-ba, y era tan simple...
Siempre viviré con
la inquietud de estar haciendo algo útil, no lo puedo evitar. Aunque invierta
todo mi tiempo en intentar hacerlo siempre me quedará el resquemor de no estar
haciéndolo bien o de no estar exprimiendo todas mis facultades. A veces pienso:
¿Seré muy autoexigente? – Sin embargo otras pienso: ¿Serás imbécil? Pero la
respuesta no es otra que no preguntárselo porque preguntarse cosas que, de ante
manos, sabemos que no podemos
respondernos es inútil, es una pérdida de tiempo y es eso precisamente lo que
menos quiero perder. Mucho tiempo he pasado preguntándome y el mismo tiempo lo
he gastado en buscar respuestas. Pero ya está, no las hay. O eso o no es ahora
el momento de responderlas. Sea como sea, estoy aprendiendo a optimizar mi
tiempo, a cumplir pequeños deseos y a no quedarme anonadado en las
incongruencias de la vida.
Dar mucha
importancia a ciertas cosas es motivo a veces de abandonar otras y de entre
esas cosas que abandonamos a veces estamos nosotros mismos. Un poco de
confianza en uno mismo nunca viene mal.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)