jueves, 28 de junio de 2012

Again

La luna hace ya tiempo que se ha ido y yo aquí, sin desayunar, como hacía tiempo que no estaba: en la intimidad de mi habitación, escuchando mi música, con la cama sin hacer, tecleando y tecleando. Ya no tendré que estar cargando con el portátil de mi hermano de su habitación al salón, ni perdiendo la verticalidad para enchufarlo así como la paciencia con el loco ratón.
Después de no sabría decir cuanto tiempo está arreglado, libre de toda la mierda, tanto digital como física. Ira todo lo lento que le de la gana pero aquí está, brindándome de nuevo la oportunidad de volver a escribir tranquilo, de consultar cualquier duda sin que tenga que esperar que lo desocupen.
Ahora toca recordar cómo se hacían ciertas cosas. Volveré manejar el word... ¡Volver a hacer un Power Point! Y es que hoy en día cualquier estudiante necesita un ordenador. Es verdad eso que dicen algunos de que "siempre" se ha estudiado sin ordenador, pero tenemos que adaptarnos al tiempo en que vivimos: la era tecnológica. Todas las universidades ofrecen una plataforma con infinidad de utilidades y uno piensa: ¿Qué será de aquel que por circunstancias equis no pueda  tener acceso a nada de eso? ¿Se gasta la relativa Beca en irse a un cyber, pide un ordenador prestado, lo pinta?
Verdaderamente quería y, a la vez necesitaba, el ordenador arreglado. Quería porque me entretiene, aunque eso es secundario, y lo necesitaba en un futuro próximo. El año que viene al terminar el grado superior se tiene que entregar un proyecto y no me apetecía nada tener que estar haciéndolo en un ordenador ajeno a deshoras. Por último, estoy en la obligación de dar infinitas gracias a quien me lo ha arreglado.
Rizar el rizo está preparado

martes, 5 de junio de 2012

Siempre las dudas

Qué pocas ganas de contar mi historia y qué ganas de vivirla, de completarla. Completar en el sentido de añadir y no de finalizar. Parece que poco a poco, después de tantos esfuerzos he aprendido a superar la desidia y la monotonía, eso que tanto me perturba-ba, y era tan simple...

Siempre viviré con la inquietud de estar haciendo algo útil, no lo puedo evitar. Aunque invierta todo mi tiempo en intentar hacerlo siempre me quedará el resquemor de no estar haciéndolo bien o de no estar exprimiendo todas mis facultades. A veces pienso: ¿Seré muy autoexigente? – Sin embargo otras pienso: ¿Serás imbécil? Pero la respuesta no es otra que no preguntárselo porque preguntarse cosas que, de ante manos, sabemos  que no podemos respondernos es inútil, es una pérdida de tiempo y es eso precisamente lo que menos quiero perder. Mucho tiempo he pasado preguntándome y el mismo tiempo lo he gastado en buscar respuestas. Pero ya está, no las hay. O eso o no es ahora el momento de responderlas. Sea como sea, estoy aprendiendo a optimizar mi tiempo, a cumplir pequeños deseos y a no quedarme anonadado en las incongruencias de la vida. 

Dar mucha importancia a ciertas cosas es motivo a veces de abandonar otras y de entre esas cosas que abandonamos a veces estamos nosotros mismos. Un poco de confianza en uno mismo nunca viene mal.